La vida de Letizia cambió totalmente y tuvo que adecuarse a protocolos aún más rígidos.
CIUDAD DE MÉXICO.- Antes de casarse en 2004 con el entonces príncipe Felipe de España, la reina Letizia era periodista y presentadora del Telediario de Televisión Española, y seguramente tenía hábitos alimenticios normales o tradicionales, como cualquier mortal.
Lo cierto es que al asumir como reina consorte en junio de 2014, la vida de Letizia cambió totalmente y tuvo que adecuarse a protocolos aún más rígidos por su posición dentro de la familia de la realeza española. Fue así como tuvo que acatar las reglas del Palacio de Zarzuela.
En dicho establecimiento, los banquetes reales son eventos que se transmiten de generación en generación y hay ciertos alimentos que no se ingieren, como por ejemplo las frituras. Pero según información que recoge el sitio Voces Críticas, este tipo de reuniones tienen un estricto protocolo que deben cumplir todos los integrantes de la realeza e invitados.
Uno de ellos es percatarse de los tiempos que maneja el rey Felipe VI para disfrutar sus platillos, ya que cuando el monarca termina de comer, se deben levantar inmediatamente todos los utensilios y esto no distingue si alguien sigue comiendo. Es decir, no importa si los demás presentes terminaron de comer.
Otra de las reglas que debe acatar la reina Letizia es que todos los invitados se deben sentar enfrentados y que las comidas que se sirven en los banquetes son bastantes ligeras. Esto quiere decir que no son platillos abundantes, lo que puede provocar una sensación de hambre al final.
Finalmente, a la hora del postre, luego de que el rey introduzca el último bocado y decida ponerle fin al banquete, el monarca se levanta de la mesa y se dirige al salón contiguo para beber su café de pie. En ese paso, su esposa debe acompañarlo y quedarse junto a él.